Consiguiendo equilibrar la  vida con un diálogo compasivo contigo

Estuve un mes confinada y viví bajo mucho estrés; tanto logístico como físico y emocional; esta situación generada por el virus supuso una carga bastante alta, por el nivel de aislamiento con  mi familia, mis amigos, en mi trabajo, en fin, con todo lo que me rodea.

En medio de todo este caos, hoy me ha llegado esta alegría: Una llamada ofreciéndome que participe en un congreso on line para dar una charla. ¡Un disparo de adrenalina! que ha hecho que me ponga las pilas no sólo con esperanza e ilusión, sino que moviliza nuevamente mi actividad desde casa, que es lo que toca por el momento. 

Nuestra naturaleza humana nos lleva a planificar e intentar controlar todas las facetas de nuestra vida, sin embargo, es un momento difícil, y ahora más que nunca esto resulta muy complicado, porque todo puede cambiar en cualquier momento, nada es predecible. Puede pararnos o lanzarnos a una nueva aventura. Es como una montaña rusa, que nos sube y baja a una velocidad que remueve nuestras tripas, y que está en tí, disfrutarla, aprender, experimentar fluir con la emoción o morirte de miedo y sucumbir. 

¿Estás de acuerdo?  Sobre todo después de la experiencia que hemos tenido los seres humanos con esta situación inesperada llamada: COVID-19.

Te voy a contar cómo vivo mis días desde que la pandemia puso en alerta a la humanidad entera.  Pasé   de trabajar en un quirófano de cirugía programada a una sala de Urgencias donde los pacientes esperaban ser atendidos, cientos y cientos de pacientes, pero no teníamos la capacidad de atenderlos por el espacio, medios y personal del momento. 

Qué sentimientos tan encontrados y dispares vives en situaciones tan límites… a veces salía llorando, otras frustrada, otras rabiosa, otras sentía que no podría un día más…. al mismo tiempo necesitaba urgentemente volver a estar trabajando para ayudar y superar la tristeza. Sabía que con cada alta de un paciente conseguía un triunfo emocional , personal y social. 

Viví momentos de compañerismo como nunca, donde todas éramos un verdadero equipo y así puse en práctica tantas herramientas que aprendí y que utilizo para gestionar mis emociones. Trabajar, meditar, alimentarme lo mejor que podía, estar en silencio cuando llegaba a casa, observar, observarme,  y reflexionar qué podíamos aportar y  hacer para que todo volviera a  calmar a la humanidad.  

Lo vivido fue un “master experiencial” para no olvidar. Después de 2 meses vividos como en una verdadera guerra en el frente , y batallando con la situación, volvimos las enfermeras de quirófano a nuestro servicio, agotadas y hundidas del trabajo que era extenuante y frustrante. El personal de todo el hospital regularizó la situación y poco a poco incorporamos prácticas nuevas de trabajo asistencial.   El Hospital fue recuperando dinámicas y servicios y parecía que el primer envite estaba superado; la tristeza de haber librado una batalla en condiciones como nunca las habíamos vivido. Jamás en los años que ejercí como  enfermera  habían muerto tantos pacientes tan seguido, tan vulnerables, tan solos, tan tristes como en esos dos meses trágicos. 

Pero ahí no estaba el final del camino sino que también experimenté la enfermedad y dí positivo al final del verano. Puede que eso fuera el descanso que a nivel profesional necesitaba, la parada obligada para reflexionar y cuidarme, la lucha frente a frente dando lo poquito que me quedaba de fuerzas. Pues sí, el covid me tumbó durante un mes y medio y ahí experimenté la otra cara de la moneda.  

Durante ese mes y medio, entre fiebre, cefaleas, astenia, aislamiento y ganas de superarlo todo, me dediqué a dormir, descansar, aislarme y meditar cuando la fiebre me lo permitía y agradecer por la sabía enseñanza y paciencia que me dió la situación. 

Hasta el día de la llamada telefónica, que pronto os contaré de qué va y que me invitó a volver a estar en acción.

 Cosas que he vuelto a practicar, enfocar y disfrutar en mi confinamiento:   

Manejar las dificultades viviendo el día a día con atención plena 

Si la incertidumbre en la que entras en una situación así, te produce miedo, ansiedad, estrés; es un buen momento para que medites, continúes o reanudes una rutina para gestionar las emociones y tus actitudes, me refiero a: miedos, alegrías, impaciencia o la pérdida de hábitos que tenías y que has perdido a causa de la situación que  vives. Yo tenía muchas horas para practicar Mindfulness y estar presente. Esos días fueron intensos en esta práctica. 

¿Sabías que una emoción dura 90 segundos? Después de ese tiempo, somos nosotros los que renovamos esa emoción y la magnificamos hasta convertirla en algo muy “complejo”.

Claro que me paralizaban algunas de las emociones que sentía. En esta situación es  necesario impedir pensar en lo que podía pasar, deprimirse  porque no es útil. Así que empecé a realizar una técnica que me trajo verdadera calma  y bienestar. 

Se llama FOCUSING ¿Cómo puedes relacionarte con esa sensación que te molesta de otra manera? 

La práctica es  sentir la emoción, darle un símbolo, dejar un espacio donde estuviese ella y otro para ti, observar, ponerle nombre y buscar cómo podría ser más útil para ese momento.

Os comparto un breve ejercicio relacionado con esta práctica: 

      1. Empezamos con La conciencia corporal de la situación : Nos acercamos con el cuerpo en lugar de hacerlo mentalmente y con la razón. 
      2. A esto le llamamos la  sensación sentida, suele manifestarse con un suspiro de alivio o un cambio de postura, una mueca, etc Es aquello que se desvela a través de la sensación sentida dentro de tu cuerpo  y que provoca un cambio corporal. El focusing revela la información implícita para la que no tenemos nombre.
      3. Lo primero que te va a llegar es tu discurso verbal. Se trata de no lanzarse a encontrar razones ni criticarse o lamentarse . Empieza con una respiración suave y observando tu cuerpo. Cuando vengan palabras o juicios pones distancia a ellos. Observas el problema y lo colocas a un lado de ti:  Imagina que tienes una caja y dentro una bola que para ti es el conflicto. Tienes que dejar espacio para esa bola y otro  espacio para ti.
      4. Para que observandola, tocándola, sintiéndola, pero retirándonos si la cercanía se siente como algo amenazador podamos encontrar un lugar de tranquilidad y alivio aflojando el sufrimiento que te produce. . En este acto interno  te distancias del problema que te afecta en este momento aquí y ahora pero manteniéndolo ante ti, a una distancia adecuada para que no te abrume. 
      5. Comprende que el conflicto está ahí, pero nos vamos a dar permiso para sentirnos bien y dejar esa carga fuera de nuestro cuerpo. Es un acto de descarga simbólica, para mirarlo sin volver a cargarlo en tu cuerpo. Al observar decides qué grado de molestia te genera y a qué miedo te enfrentas . Te dará claridad para continuar al segundo paso que es no adentrarse en el problema sino tenerlo a distancia. 
      6. Prestamos atención pero no como acostumbramos a hacerlo con el pensamiento, sino con la conciencia corporal de la que te he hablado antes. Después vamos a darle seguidamente un color, olor, forma, incluso una palabra , frase o imagen  (es la etiqueta provisional) para relacionarnos con ese problema. 

Los pasos que seguiremos:

  • Empieza con respiración relajada y en posición cómoda,  sintiendo todas las partes de tu cuerpo 
  • Hacer espacio, vaciando todo lo que te rodea y permites sacar el problema y verlo fuera de ti . Crear la distancia adecuada entre lo que sucede y tu 
  • Cuando observas lo que te preocupa, dónde sientes (garganta, pecho, estómago…) la sensación sentida. Siente la totalidad de ese problema 
  • Definimos la sensación. ¿a qué se parece esa sensación? Si tuviese un sonido ¿Cómo sería? si tuviese un movimiento ¿ cómo lo haría ¿ si tuviese un color? cúal sería para expresar la sensación sentida
  • Deja que una palabra o una frase surja de esa sensación que estás percibiendo. sin liarte, fluyendo. por ejemplo: ligero, encerrado, duro, áspero, blando, tierno, alegre, suave, rugoso, y siéntelo y obsérvalo como cuando estás con un amigo y escuchas lo que te está mostrando o explicando
  • No juzgues, sólo estate atent@
  • Cuando tengas esta parte focalizada pregúntate:  ¿es realmente así cómo te estás sintiendo? Puede que descubras que es así como te sientes o que no responde en nada a eso. Quizás a través de esta primera etapa, consigas algo que puedas describirlo con más exactitud a lo que sientes Y entonces, vuelve a chequear si tu descripción define tu sensación o tu problema  
  • Deja la razón para responder y responde con la sensación que experimentas
  • ¿Qué hay en mi vida que se sienta como eso?
  • ¿Si eso hablase qué me diría ?
  • ¿Qué necesito para sentirme mejor?
  • ¿Qué es lo peor que estoy esperando de esto?
  • ¿Cuál es la catástrofe que está detrás de esa idea?
  • Quédate con la sensación sentida el tiempo que necesites  hasta que algo traiga algo que cambie esa sensación
  • Mira si el cambio que experimentas te trae alivio a esa situación 
  • A lo mejor surgió un pequeño cambio en tu experiencia
  • Permítete recibir cuando pase un tiempo la experiencia, la que surja,

El hecho de prestar atención global a esa sensación a esa experiencia puede que con el tiempo puedas percibirla de diferente manera . 

A mi me ha servido para conectar con el lenguaje de mi cuerpo cuando me habla y cómo esa sensación puedo ponerla en un su lugar  más cómodo y con otra mirada amable y agradecida de  la experiencia que me proporciona. 

Hasta aquí con el Focusing, ahora  te cuento sobre aquella llamada que me puso en acción hace algunas semanas:

Era Alejandra González Rodríguez para invitarme a ser ponente en el I Congreso Internacional Experiencial «Encuentra Tu Llave» y ábrele la puerta a tu bienestar personal y familiar. Se realizará los días 10, 11, 12 y 13 de diciembre de 18:00 a 21:30 hora de Madrid y serán en directo a través de internet. 

Dije que SÍ y ahora yo te invito a ti. Puedes apuntarte al congreso en este enlace. Es gratuito y una gran oportunidad para incorporar experiencias, herramientas y nuevos hábitos útiles para nuestro cuidado emocional

Yo participaré el día 10 con mi ponencia ¿Y tu dónde estás, aquí o allá? Espero que te apuntes y podamos compartir.