¿Llevarla dentro y fuera de mi trabajo, cómo me afecta y qué debo hacer?
Uno de estos días que había pasado toda la mañana en quirófano llevando mi mascarilla, como es lo habitual, y a lo que nunca he prestado mayor atención, porque la tengo incorporada en mi vida laboral como algo normal, decidí observar lo que pasa cuando llevo la mascarilla más horas de lo habitual.
Me dediqué a prestar atención y escuchar a todos los que actualmente la utilizamos, no sólo en las horas laborales, sino también durante cualquier actividad; tomando en cuenta, que es de uso obligatorio.
Además, a mí alrededor tengo un gran número de familiares que se dedican a preguntarme sobre, cómo podrían acostumbrarse a algo tan incómodo, siendo que para mí no lo es tanto.
Comentarios como: que les pica, no respiran bien, les sale acné, las gafas se les empañan o tienen dolores de cabeza, son comunes en mis conversaciones con ellos.
Han pasado muchos meses desde que todos tenemos una prenda más incorporada en nuestro día a día, además, la usamos durante muchas horas.
La mascarilla se ha convertido en un accesorio imprescindible; empecé a pensar que merecía la pena dedicar un rato a indagar más sobre el cuidado de nuestra respiración, de nuestra salud y de nuestra piel, porque es mi trabajo crear consciencia también en este asunto.
Comencé a enseñar, y a hacer que mi familia y amigos pusieran en práctica nuevos hábitos para que este desafío no se les haga tan penoso. Ideas que bajo la experiencia de mis jornadas laborales de más de ocho horas con mascarilla me han resultado muy útiles.
Al respirar manteniendo cubierta de forma permanente la boca y la nariz, la sensación más común es llegar a sentir que te falta la respiración. Esto se debe a que creas un microclima que te hace sentir que no puedes respirar bien, sin embargo, otros factores influyen en esta sensación: la costumbre, alguna patología, la edad y por supuesto el estilo de vida.
Sugerencias para hacer mas llevadero el uso de la mascarilla
¡Todo tiene solución! Así que no te preocupes; sólo tienes que aplicar algunos tips. Lo primero es que sepas que es muy frecuente, a muchos nos pasa, así que no eres el único.
- La primera reacción es que al ponernos la mascarilla comenzamos a respirar más rápido y esto hace que sientas que respiras con dificultad. Hazte consciente que no te estás asfixiando.
- Trata de dominar esa sensación de ahogo haciendo respiraciones profundas y evitando respirar como si en vez de caminar estuvieses corriendo.
- Piensa que la mascarilla es tu mejor aliada, ella te da protección; esto hará que su uso sea más agradable.
- Haz pequeñas pausas, retirando por algunos segundos la mascarilla; siempre que estés en un área donde sea seguro.
- La hidratación es muy importante para reducir los efectos del uso de la mascarilla por tantas horas.

Los ojos: protagonistas de nuestro rostro
Los sanitarios que estamos acostumbrados a llevar mascarilla, sin embargo, en esta situación y ante la necesidad de llevarla no sólo en los centros sanitarios pasamos horas ahora más que nunca con ella puesta; esto genera que tengamos algunos síntomas molestos, como: dolor de cabeza, ansiedad, molestias oculares y en ocasiones mareos. y no decir de los que nunca han utilizado mascarilla y ahora la llevan a todos lados!
Nunca antes nuestros ojos habían tenido tanto protagonismo, mirarnos es esencial en estos tiempos de pandemia y no sólo como referencia de nuestra expresión corporal, sino también, por el hecho de estar expuestos, tenemos que cuidarlos más, porque a través de ellos tenemos un altísimo riesgo de contagio.
Por otra parte, quiero que sepas que el uso prolongado de mascarillas puede generar en algunos casos el síndrome del ojo seco, esto se produce porque todo el tiempo la exhalación de aire es hacia arriba y por supuesto la mucosa conjuntiva del ojo tiende a resecarse.
En casos extremos donde hay pocos cuidados, la conjuntivitis puede ser otra de las afecciones.
Debes saber qué mascarilla llevas
Existen algunas condiciones para que el uso de las mascarillas de tela reutilizables y lavables funcionen eficientemente. La etiqueta debe poner 0065, hay una guía que deben seguir los fabricantes de este tipo de mascarillas.
- Filtración bacteriana (EFB), igual o mayor a 90%.
- Aguantar mínimo 5 lavados a 60º.
También deben incluir otras especificaciones como: marca del fabricante o proveedor, instrucciones de mantenimiento y rango de edad.
En las últimas semanas las autoridades han detectado mascarillas falsificadas, resulta que las que son auto filtrantes de alta protección FFP2 actualmente son utilizadas por muchas personas que se sienten más seguras con este tipo; esto ha generado que se hagan imitaciones.
Este tipo de mascarilla debe estar homologada por el Reglamento de la UE 2016/425 y también por la norma EN149:2001+A1:2009
Tienes que estar alerta, porque la protección se reduce muchísimo si la mascarilla no cumple con estas especificaciones.
Otro punto del que quiero hablarte es de la reutilización de las mascarillas, es muy importante respetar las indicaciones en cada mascarilla, el tiempo de uso o como mantener su higiene para que sean totalmente efectivas.
Reutilizar la mascarilla de forma descontrolada sólo hace que las bacterias que se acumulan en ella las tengamos tan cerca, que puedan afectar a nuestro organismo.
¿Y qué hago yo? Cuando llevo más de cuatro horas seguidas, la deshecho y la cambio por otra. Si se moja, también me coloco una nueva, porque pierde efectividad. Si tus mascarillas son reutilizables, lo más recomendable es que incluyas varias de repuesto, ¡eso sí! guárdalas en bolsas de papel.
El uso de la mascarilla puede alterar tu piel

Es más frecuente de lo que creemos, cuando usamos por largas horas la mascarilla es posible que presentemos algunos de los siguientes síntomas: erupción, enrojecimiento, acné. El cuidado de la piel se hace entonces una prioridad porque el sudor, la saliva y tú misma respiración aumentan el crecimiento de bacterias.
Es aconsejable extremar la higiene de la piel, especialmente si tienes la piel grasa o tendencia al acné. Hidratarte a menudo con cremas adecuadas y descansar de su uso cada 45 minutos, ¡claro! si el trabajo te lo permite.
Por último te dejo un ritual de cuidado, para que cada día puedas encontrarte contigo mismo en una actitud de “atención plena”. Esto te servirá para hacer un mindfulness mientras cuidas tu salud, y tu cuerpo:
Cuídate con este ritual
- Haz tres respiraciones profundas.
- Comienza con el lavado de manos, estando atent@, frotándote las palmas, el dorso y entre las zonas interdigitales. Disfrutando la sensación del agua y el jabón.
- Limpia tu piel a diario, sobre todo por la noche, con un jabón suave especial para tu tipo de piel y sigue el mismo ritual que has hecho para el lavado de manos, frotando por toda la zona de tu rostro y sintiendo como penetra en tu piel el jabón, el agua al aclarar y la toalla al secarla.
- Masajea tu cara e hidrátala utilizando tus cremas de uso diario.
- Mientras haces este ritual de limpieza es un buen momento para hacer muecas que te hagan reír, hazlas frente al espejo; te irás a la cama con mejor humor.
- Practica grandes bostezos para mover los músculos de tu cara.
- Haz movimientos del cuello para flexibilizarlo y liberar las tensiones que has acumulado en el día.
Relativiza la situación y busca la solución para encontrarte más cómoda con la situación . Verás cómo mejora tu salud emocional y física