Las dos mayores necesidades del ser humano son la alimentación y la necesidad de protección frente al abandono. Y la Navidad nos presenta un momento ideal para promover el ser auténtic@ y asertiv@, expresando lo que pensamos y sentimos sin herir a los demás o descalificar sus opiniones.

El ritual de sentarnos toda la familia alrededor de la mesa engalanada y rebosante de comida  hace que   esta reunión del clan en un ambiente distendido y familiar nos  sintamos miembros de un grupo. 

En esta sociedad de abundancia  pasamos poca hambre, pero sí sabemos del abandono temporal o definitivo  o de la ausencia  de personas queridas, la tristeza, nostalgia y frustración de muchas situaciones que vivimos. La magia de la Navidad reside en que ese sentimiento de pertenencia al clan que nos da seguridad lo conservemos intacto en otros momentos de nuestra vida  cuando más lo necesitemos. Más allá de cómo las vivimos, es un momento donde más que dar y recibir, lo podemos dedicar a “Compartir”. 

Es importante que, en estos momentos del año, nos dediquemos un espacio a identificar qué sentimos o podamos reflexionar sobre qué es lo que nos hace sentirnos así. ¿sentimos alegría? ¿ o nos sentimos tristes? ¿ nos desborda el estrés por la locura de qué se espera de nosotros? 

Podemos utilizar la estrategia de  “relativizar “ . Es uno de los mejores métodos para abordar esta época. Es decir que la Navidad no nos exige “estar bien”, asistir obligatoriamente a todo tipo de reuniones, etc. Y que puede ser un momento que nos ayude a programar metas y objetivos personales, a nivel emocional, a hacer un cambio, El hecho de dar un paso al cambio y tomar acción contribuye a que empecemos a experimentar emociones más positivas. 

También podemos observar nuestros pensamientos o ideas como “ojalá pasen pronto” o “todo el mundo parece feliz menos yo” para cuidarnos y utilizar de manera positiva nuestro pensamiento. Siempre te va a ayudar adoptar una actitud diferente , al menos para ver qué pasa.

Te contaré :

La Navidad no es en realidad lo que puede deprimir a algunas personas, sino “ que es una fecha que destapa las emociones por todo lo que conlleva.

Durante algunos años, en un periodo muy triste de mi vida, dejé de celebrar estas fechas Navideñas. Mi madre falleció un 8 de diciembre y con ella, se fueron muchos momentos alegres y familiares de mi vida. Mi padre, mi hermano y yo nos encontramos sentados el 24 de diciembre, mirándonos los tres y llorando por lo que ya no podía ser.. No os hablo de una situación extraña, sino que ¿a cuantas familias les ha pasado que en estas fechas no pueden compartir esos momentos con los seres que marcharon y entran al grupo de «los que odian la Navidad»?

Pues os tengo también que decir, que para mi siempre ha sido un ritual, alegre, precioso, lleno de conexión y ratos felices con mi familia. Donde cantábamos, bailábamos, reíamos, tocábamos la zambomba, la pandereta y hacíamos bromas. Comíamos continuamente y siempre quedaba un rinconcito para un mantecado, o un chocolate caliente; conscientes de estar en ese momento celebrando y compartiendo momentos de nuestras vidas. Era estar tan presente que es imposible olvidarlos.

Pasaron algunos años que no disfrutaba ni quería que llegaran estas fechas, me sentía triste. Siempre buscaba las causas fuera de mi. Además, algunos familiares que intentaban invitarme para que no me sintiera sola, me agobiaban con sus explicaciones de que «todo se supera», que la vida sigue» …… y bla,bla,bla, además que me parecía muy pesado aguantar a según que otros familiares y sus tonterías. ¿Me preguntaba qué estaba intentando demostrar y a quién?¿Qué me aportaban estas situaciones no deseadas?¿ Para qué tenía que seguir la tradición?

Era un período agobiante, triste y lo recuerdo muy pesado, con una ganas locas de que terminara. Con la ambivalencia de estar y no querer, seguir pero no disfrutar, en definitiva, no tomar las riendas de la situación. ¿Y qué es lo que tenía que terminar, entender, o cambiar, si yo seguía sin entender qué necesitaba arreglar en mi?

Te entiendo perfectamente, que puedas sentirte triste y sin ganas de volver a montar una cena en casa o salir a comprar regalos!!!. Pero también te digo que pasado un tiempo, volví a celebrar este ritual, que me he dado cuenta, me conecta con momentos de infancia, de familia, de alegría, de cooperación, de encuentro. Y para ello, tuve que trabajar mi sentir, mis vivencias y mis creencias. Como puedes vislumbrar, fue un trabajo duro pero al final enriquecedor.

 

Y volví a restaurar, las Fiestas Navideñas, cuando nació mi primer hijo.

La Navidad, siempre me llena de color y energía que reparto como si fueran tesoros escondidos. Me conecto a mi SER y con las experiencias y aprendizajes que aportan valor a mi paso por la vida, aumentando en mi conciencia, el AMOR por todos los SERES. Ese SER, que todos llevamos en nuestro interior y que escondido y protegido tenemos verdadero miedo de sacarlo. Cuidarlo, compartirlo y mimarlo es nuestro deber para conseguir ser felices.

Estas Navidades serán las segundas que también vivo sin mi padre, él falleció y también volví a mi antiguo sentir triste y melancólico que produce el duelo de un ser querido. Ser huérfano de papá y mamá después de trabajar tantos años en la gestión de emociones ha supuesto que me ponga las pilas y cambie la forma en que me planteaba este periodo que llega. He trabajado la relatividad, mi  flexibilidad y me siento preparada para seguir nuevamente el ritual y dar  a mi familia algo que yo he vivido durante toda mi vida en “mi clan” 

Volver a empezar es nutritivo, pues nos permite disfrutar de los nuevos comienzos e inyectarnos de esta energía creativa pura.

Esta Navidad será muy diferente a otras por los meses que llevamos de estrés, sufrimiento , aislamiento y tristeza, debido al covid 19 pero estoy segura que las viviremos mucho más intensas y comprometidos, con alegría de ver a amigos y familia que no veíamos en meses, con esperanza por el deseado encuentro y el resurgimiento de una nueva mirada amable y compasiva.  

Os propongo en estas fiestas:

1.- Ser solidarios, alimentar el espíritu y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida , estar presente , como regalo que ofrecer a nuestro seres queridos.

2- Cómprate un pequeño arbolito, es divertido adornarlo. Tómalo al principio como un ritual para aumentar tu creatividad y dotes artísticos. Elegir colores, bolas, estrellas o manzanas, hará que se active tu sentido de la estética, el equilibrio y la armonía.

3.- Y cerca de ese fantástico árbol creativo, siéntate y míralo. Mientras haces este ejercicio, conecta con la naturaleza, cierra los ojos y visualiza un momento bonito. Busca el silencio, no juzgues y respira lentamente. Este ejercicio tan simple como potente, nos proporcionará profundos cambios a todos los niveles, por lo que cobra mucha importancia que dediquemos tiempo a estar en silencio, a alinearnos con nuestro interior y conectar con nuestra energía.

Os invito a integrar un espacio para conectar y abrazar la vida con intención, y mis sugerencias por lo sencillas que son realizarlas, van desde la Meditación, un paseo consciente, apuntarse a practicar yoga , pintar un Mandala o practicar cada día unos minutos de silencio.

¿Sabes que cuando te dedicas y te regalas un espacio exclusivamente para ti, se refuerza tu sistema inmunológico? 

¿Cuánto tiempo dedicas en tu día a ese espacio?

La vida es una caja de sorpresas, algunas tremendamente agradables, otras no tanto y de vez en cuando nos hace alguna faena que a duras penas encajamos. Pero lo que sí es cierto, que en cada una de esas situaciones aprendemos algo, aprendemos a ser más fuertes, a entender al otro, a caminar por nosotros mismos a pesar de nuestros impedimentos, y sobre todo aprendemos a ser felices ante la adversidad.

Una vez conseguido esto último, nos damos cuenta que todo es posible y que sólo depende de nosotros el hacerlo viable, eso sí, cada uno a su ritmo.

ejercicios de inteligencia emocional para navidad 2020

Os deseo que esta nueva Navidad sea una ocasión para cultivar los sentimientos positivos y para evitar que la tristeza, la ira , o el rencor de nuestro pasado dirijan nuestro presente. Que sea una oportunidad para conocerte mejor a ti mism@, para buscar pensamientos constructivos en la resolución de tus  conflictos y hallar lo  mejor de ti y de los demás. 

 

¡Deja que fluya todo!

 

Estos dos cortos nos conectan con la empatía y la solidaridad y la mirada apreciativa a lo que tienes a tu alrededor. 

https://youtu.be/ei-_M_3aTyI

https://youtu.be/M6mbJwYeTCg