Jamás volverás a ser la mism@ persona después de haber atravesado un momento vital complejo en tu vida, pero sí que puedes ser capaz de adaptarte positivamente a ello y salir transformad@ y fortalecid@.
Por lo tanto ser resiliente implica un proceso de aceptación y de integración de ese sufrimiento para luego poder trascenderlo y con el nuevo aprendizaje seguir adelante más capaz.
Esta capacidad que todos los seres humanos tenemos no sólo es cosa de héroes. Tenemos que entender que a diario las historias de personas cotidianas pueden llegar a inspirarnos tanto o más que las de personajes conocidos. Y yo añado que a este proceso de ser resiliente, también tiene que ver con tu capacidad de querer cambiar y crecer con la adversidad transformándola en algo positivo en tu vida.
La Resiliencia no puede quedarse en el campo del pensamiento ni de la intención, sino que implica acciones concretas. Y aunque no todos la desarrollamos de la misma manera, ni venimos desde el mismo punto de partida, sí que podemos trabajar nuestra mente para conseguir dejar de autosabotearnos y vivir con miedo.
Lo bueno es que podemos salir más fuertes de las situaciones difíciles para que cuando se repita algo parecido o igual sepamos manejarnos sin ansiedad ni frustración, sino con herramientas y fortalezas aprendidas.
En este momento que seguimos viviendo de pandemia, no hablemos de que “debemos afrontar la crisis del coronavirus para poder volver a la normalidad como si no hubiera pasado nada”. Hablemos de los aprendizajes que tenemos y de lo que somos capaces de hacer después de la experiencia que estamos viviendo. Muchas personas no han enfermado de Covid, pero de manera indirecta lo han sufrido al verse confinados, por la pérdida de seres queridos, por la crisis económica o por haber vivido a nivel laboral una etapa de impresionante entrega como personal sanitario.
Ninguno hemos tenido tiempo de prepararnos ante un desastre de esta magnitud y todos nos hemos sentido más vulnerables ante el brutal impacto, generando un patrón colectivo de bloqueo, ansiedad, frustración e incluso mucha rabia.
Los aplausos que nos acompañaron a los sanitarios durante los primeros meses entiendo que fue la necesidad colectiva de identificar a héroes que rescatasen a la humanidad del problema.
Yo como vosotros, después de todos estos meses de trabajo imparable también siento cansancio por no poder recuperar un ritmo más sosegado, he vuelto a hacer cálculos del impacto de la crisis en mi vida y veo, como proceso natural, que muchos de mis compañeros están en la etapa de la desilusión. Las ayudas no tienen el efecto deseado, hay sensación de abandono y a esto se le llama “fatiga pandémica”, parte del proceso normal que vivimos.
Que sea más o menos acusada dependerá del nivel de resiliencia y del tipo de liderazgo propio e individual que tienes. La recuperación ante un desastre nunca es lineal, como bien sabes. Sin embargo, es importante reconocer los disparadores que activan la salida; como es , por ejemplo, el comienzo de la vacunación, siendo conscientes que también está presente el disparador temporal ( nuevas olas o mutaciones del virus)
Una propuesta saludable es que si no lo has hecho converses sobre lo vivido para superarlo con amigos, compañeros de trabajo, profesionales, que puedan apoyarte y ayudarte en el proceso de salida. El dolor se supera convirtiéndolo en palabras que te permitan distanciarte de él y construir una nueva vida apoyada en los aprendizajes vividos.
El primer aniversario de esta pandemia va a ocasionar un cierto impacto a la baja emocional. Ten claro que todo es parte de un proceso que, tarde o temprano, va a terminar. Ahí está la esperanza y optimismo para acompañarnos.
¿Dónde empieza a generarse esa maravillosa capacidad de resiliencia?
De 0 a 2 años generamos dos tipos de apego:
1.- El apego seguro: cuando un bebé es atendido con amor, alimentado, acompañado y protegido genera un desarrollo óptimo resiliente porque percibe que el cuidador o progenitores van a estar al 100%pendientes de sus necesidades . El lloro, los balbuceos, son la forma de comunicarse para lo que necesitan. Dependiendo cómo lo acompañan, el bebé graba en su cerebro que está viviendo en un entorno seguro y que puede confiar en los demás.
2.- El apego inseguro: cuando el bebé no es atendido lo suficiente, desarrolla este tipo de apego que puede ser evitativo o ansioso resistente. Lo que hace que cuando crecen las respuestas sean de enfado, rencor, rabia y queja.
Somos la suma de todos los aprendizajes vividos desde el claustro materno. Los aprendizajes y patrones automáticos vuelven a salir si no se han conducido y pasado las etapas correctamente.
Los hábitos que podemos desarrollar para convertirnos en personas resilientes pasan por conocer nuestras potencialidades y limitaciones para trazarnos metas más objetivas. Cuando comienzas un camino de autoconocimiento tienes un arma poderosa para enfrentarte a la adversidad haciéndote más creativo y flexible a los cambios que la propia vida te trae. Es imposible controlar todas las situaciones y lidiar con la incertidumbre te hará sentir más cómodo@ aunque no tengas el control.
De lo que sí puedes tomar acción, por ejemplo en lugar de cambiar la realidad, céntrate en cambiar tus emociones mirando la vida con las gafas de la actitud positiva.
Cuídate más y mejor con algunas estrategias:
Podemos decir que, de manera colectiva, todos estamos sujetos al impacto psicológico y aumentar tu resiliencia sacando partido las situaciones que nos presenta la vida en el sentido más profundo y espiritual. A no quedarte en el ”resistiré” de manera que hacerte consciente, como individuo y como sociedad con la intención de trascender, transformar y crecer en la adversidad es una forma activa de cuidarte más y mejor.
- Busca tiempo para realizar actividades de las que disfrutes: Y es que al cuidar tus propias necesidades, mejorará tu salud en general y tu resiliencia.
Puedes empezar por hacer una lista de 10 deseos y enfocarte en trabajar en alguno de ellos. Tus redes neuronales crecerán y aumentarán las conexiones sinápticas haciendo tu cerebro más plástico y flexible.
No tengas prisa, ni intentes conseguir los 10 deseos de golpe porque al tercer día estarás agotad@ y desistirás. Se trata de potenciar la dopamina con esta herramienta y este neuroquímico de la felicidad. - Cuéntate otra historia: Todos tenemos un narrador interno que tiende a exagerar en momentos difíciles. Suele decirnos que será así para siempre . Las cosas malas nos hacen sentir mal, pero no por tanto tiempo como pensamos ni con tanta intensidad.
Tienes un sinfín de recursos internos que te invito a hacerlos conscientes.
Si no te ves capaz de empezar sól@ seguro que preguntándoles a los que te rodean te darán esas buenas ideas de “en qué cosas brillas”. Es una puerta que si la traspasas descubrirás muchas habilidades que no pensabas que tenías. Después entrénalas.
Vas a tener más autonomía descubriendo tu niñ@ interior y esos miedos y heridas que no reconoces ahora. El adulto que ahora eres sabrá cómo cambiar los miedos que adquirió en el pasado.
No te trates tan mal ni te trates tan duro porque esto no te permite buscar soluciones. - Cambia tu actitud: La actitud positiva es el nutriente natural que ayuda a que nuestra resiliencia se exprese. Una actitud de crecimiento hace ver nuestras fortalezas que siempre estuvieron ahí pero nuestra ceguera nos impedía verlas Esto es cambiar tus pensamientos derrotistas por pensamientos expansivos y edificantes
El cortisol se genera con la actitud de víctima o tirano que se crean a raíz de cómo tus pensamientos limitantes te llevan a hábitos tóxicos, miedo, pereza, procrastinación…. y el cortisol se carga nuestra creatividad, la resiliencia, se carga todo!
Hay tres actitudes ante la adversidad :
- Gente que se apunta al victimismo echándole la culpa de lo ocurrido al mundo, a la vida o a los demás;
- Otros, se enfurecen y se instalan en una actitud agresiva.
- Y por último, estarían las personas resilientes que son las que aceptan la realidad y se adaptan y enfrentan a ella”.
Ahora bien, la superación constructiva de un trauma no significa que debamos pasar necesariamente por situaciones dolorosas para poder experimentar crecimiento personal.
Empieza a observar tus pensamientos. Para esto necesitas ser consciente de cuáles te sabotean. Es un momento divino para comenzar la práctica de meditación o Mindfulness
4. Enfrentar tus miedos: Si hay algo que te aterra hay una forma muy eficaz de enfrentarlo, en lugar de luchar contra ello o resistirte, te expones lenta y repetidamente a eso que tanto te asusta . La idea es entrar en contacto con tu valor y tu resiliencia .No se trata de dejar de tener miedo sino de seguir adelante a pesar de tener miedo
Te adaptas y aceptas lo que te pasa saliendo de tu zona de confort, si te resistes el que sufre eres tú.
Cuando flexibilizas tu actitud te vuelve más creativo y los resultados cambian
La resiliencia como ya te he dicho es una actitud que se desarrolla en nuestro interior gracias a la plasticidad neuronal y que se va modificando en función de las experiencias vividas.
Para aumentar la garantía de éxito, aprende a ser más flexible como el bambú, maleable como la arcilla y adaptable al cambio como un lobo. Solo así, estarás en disposición de sobrellevar los peores momentos del devenir de los acontecimientos.
El funcionamiento del cerebro no es tan sencillo como nos gustaría. Incluso, es mucho más complejo de lo que imaginamos, ya que se autogestiona y tiene capacidad de responder a cualquier demanda que recibe del exterior. Intervienen en él muchos neurotransmisores, y además la mayoría de ellos están supeditados a que otros hagan de neuromodulador. Es decir, si uno falla, la cadena se rompe e impide que tomemos las decisiones correctas.
Eslabones “neurológicos” que integran la cadena todo un sistema perfecto:
Tenemos tres cerebros ubicados en tres alturas distintas:
En primer lugar, está el cerebro más primitivo, donde se encuentran los instintos de supervivencia; a continuación, el cerebro medio, que es emocional y, por último, el cerebro superior o racional, el que toma las decisiones.
Cualquier decisión que tomamos es el resultado del modo en que se conectan los tres cerebros y, si todo va bien, es un proceso que arranca con la reacción instintiva del primero de ellos, la cual da paso a una respuesta influenciada por las emociones del cerebro medio y, por último, llega al superior que es el responsable de tomar una decisión basada en la experiencia y el conocimiento, lo cual es sin duda lo más bonito y, definitivamente, lo más humano
Sin embargo, este recorrido ideal en ocasiones se ve truncado produciendo lo que se denomina “secuestro amigdalar” . Consiste en que, ante un estímulo muy estresante, la respuesta se queda atrapada en el cerebro primitivo sin posibilidad de seguir el ascenso y tomar una decisión racional fruto de la intervención del cerebro superior.
En cambio, si el estrés es menor se percibe como un reto y resulta motivador. Para ubicar la respuesta resiliente se conoce que esta está a medio camino entre lo 100% instintivo y lo totalmente racional. Un comportamiento resiliente debe implicar una estimación de los riesgos que conlleva la adopción de una decisión
¿Cómo salir fortalecid@ de la adversidad?
Te dejo algunos pasos más para reforzar esa actitud resiliente que te servirán de guía para superar la adversidad de forma constructiva:
- Asume la realidad. Es imprescindible que aceptes lo que no puedes cambiar. La persona que no acepta la realidad sufre el doble.
- Aprende a ser como el agua . Aquí intervienen multitud de procesos neuronales cuyo fin último es encontrar nuevas vías de resolución positivas.
- Escoge un camino. Pregúntate hacia dónde quieres crecer, y actúa en consecuencia.
- Busca apoyo a tu alrededor. Las personas de nuestro entorno nos ayudan a tener una visión más global de la situación, lo cual revierte en una mejor toma de decisiones.
- Hazte amig@ de la incertidumbre. Todo es un aprendizaje
Por último un ejercicio como plan de acción para tu nuevo modo resiliente es buscar un área de tu vida donde estés menos trabajado y por acción para trabajar sobre ella.